¿Son callos todos los que lo parecen?

Domingo 23 de Agosto del 2020

Mujer mirando uno de sus pies.

Los callos o helomas pueden ser dolorosos.

La queratosis plantar (dureza) y los helomas (callos) son patologías comunes del pie. ¿Pero qué son realmente estas lesiones dérmicas? “La hiperqueratosis es un trastorno caracterizado por el engrosamiento de la capa externa de la piel, que está compuesta de queratina -una fuerte proteína protectora-. Puede producirse por una alteración biomecánica que implica que una zona recibe más presión de la adecuada”, cuenta a CuídatePlus Elena Carrascosa, podóloga y vocal de la Comisión de Comunicación del Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos (Cgcop).

Los helomas o callos, prosigue la experta, son un tipo de hiperqueratosis con un núcleo que se corresponde con una zona de hiperpresión intermitente de la piel sobre un punto óseo, lo que provoca una lesión de la capa basal de la piel. Se produce por la presión o fricción a la que se somete a una determinada zona del pie donde se unen, por un lado, un relieve óseo, y, por otra, la acción externa del calzado. Son lesiones muy delimitadas y más profundas que las hiperqueratosis simples.

Estos dolorosos helomas o callos se localizan principalmente en el dorso de los dedos de los pies, con mayor frecuencia en el quinto dedo (el meñique). Probablemente esto se deba a que el quinto dedo es el que recibe más directamente la fricción del calzado. Sin embargo, no es solamente este agente externo el responsable de su aparición. En ocasiones, hay alineaciones incorrectas en el propio dedo que favorecen esa fricción. O también puede ocurrir en el resto de los dedos, pudiendo ser un dedo en garra el origen de la formación de los helomas digitales. 

Otra zona donde pueden aparecer es entre los dedos, los vulgarmente conocidos como “ojos de pollo” u “ojos de gallo”. También pueden aparecer helomas en la zona plantar del antepié, justo en el punto donde existe máxima presión o cizallamiento (fricción y presión) de las cabezas metatarsales (zona de la planta del pie anterior al inicio de los dedos).

¿Las callosidades se pueden confundir con otras lesiones? 

Sí, por eso la vocal del Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos señala que “hay que hacer un diagnóstico diferencial con otras alteraciones dérmicas, como puede ser un papiloma plantar (verruga de origen vírico). Así, en la zona metatarsal puede aparecer un tipo de heloma que se llama heloma por inclusión, que, a menudo, se confunde con un papiloma o verruga plantar. Se trata de un heloma en cuya base se ha formado una fibrosis claramente visible al estar formada por un tejido blanquecino. Ambas lesiones duelen al pellizco por lo que es necesario el diagnóstico de un profesional de la Podología que podrá pautar el tratamiento adecuado”.

Pistas para sospechar que tienes un callo o heloma

Las principales manifestaciones clínicas de los helomas o callos son las siguientes:

  • La piel está endurecida y gruesa en una zona concreta.
     
  • La piel se presenta escamosa y seca.
     
  • Aparece piel seca al tacto y endurecida como consecuencia de fricción o presión.

¿Pueden llegar a sangrar? Efectivamente, ya que Carrascosa dice que “existe la posibilidad de sangrado y dolor en la zona afectada, si no son tratados de manera adecuada por un profesional”.

¿Por qué aparecen?

  • Calzado. Los zapatos con la punta excesivamente estrecha favorecen la aparición de helomas, ya que oprimen los dedos, que están sometidos a más presión en el interior. Por tanto, al caminar, la fricción es constante y repetida.  
     
  • Mala pisada. No todos apoyamos igual el pie al caminar ni repartimos la presión de la misma manera, por lo que muchas veces se generan estas lesiones en esa zona debido a una incorrecta forma de pisar. Para prevenir o tratar los helomas provocados por esta causa lo más adecuado es acudir a un profesional de la Podología que realizará un estudio biomecánico para diagnosticar y tratar este problema.
     
  • Piel seca. La falta de hidratación en el pie es muy frecuente, ya que es una de las partes del cuerpo más descuidadas. Y es también un factor que contribuye a la aparición de estas lesiones en la piel. Es necesario aplicar crema para aportar suavidad y elasticidad a los tejidos.
     
  • Patologías. Los juanetes, dedos en garra y otras deformidades digitales pueden ser el origen de la aparición de helomas por la presión que ejerce el calzado contra estas deformaciones de la piel. 

Todo lo que debes saber sobre el tratamiento de los callos

Al preguntarle a la experta si un paciente con un callo puede tratarlo por su cuenta, subraya que “todas las alteraciones que aparecen en el pie deberían ser diagnosticadas y tratadas por un profesional colegiado y titulado en Podología. No se deben usar callicidas ni otros fármacos sin receta, y menos en población de riesgo como pacientes diabéticos o con problemas vasculares. Es mejor acudir a la consulta cuanto antes para evitar molestias y males mayores innecesarios”.

¿Frotar con una lima el callo es contraproducente?

Este tipo de alteraciones de la piel no deben tratarse en casa. Se trata de patologías que requieren ser diagnosticadas profesionalmente para conocer el origen del problema y aplicar el tratamiento más adecuado en cada caso específico. 

La vocal del Cgcop advierte de que “si limamos un papiloma, por ejemplo pensando que es un callo, la posibilidad de contagio a otras zonas del pie es más que probable. Lo mismo ocurre con las grietas: pueden ser zonas deshidratadas o pueden esconder otras alteraciones de la piel como eccemas, psoriasis o problemas vasculares”. 

Por tanto, no conviene tratar estas lesiones en el domicilio. Lo más importante es la hidratación diaria del pie con cremas específicas y olvidarnos de tratamientos caseros con limas, cuchillas y otros objetos cortantes.

¿Cuál es el tratamiento más indicado para estas lesiones?

El profesional de la Podología hará un diagnóstico del problema, para conocer el origen y la mejor solución. Según informan desde el Cgcop, “los podólogos realizan tratamientos para eliminar las hiperqueratosis y helomas, que se engloban en el término quiropodia. Esta técnica consiste en la eliminación de callosidades y alteraciones en las uñas de los pies, con el fin de evitar y prevenir posibles molestias. En este tratamiento, la deslaminación es clave para eliminar la acumulación de células muertas en la piel del pie”.

Podólogo haciendo quiropodia a un paciente.

Podólogo haciendo una quiropodia a un paciente. FOTO: Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos.

Recomendaciones para prevenir 

“Mantener una adecuada higiene e hidratación es la mejor manera de prevenir lesiones, ampollas, rozaduras y grietas. Una buena hidratación es fundamental, basta con aplicarse crema todas las noches antes de dormir”, afirma la podóloga. 

¿Cómo hacerlo? La crema se aplica masajeando bien todo el pie, sobre todo las zonas donde existan durezas y callosidades si ya han aparecido. Aplicar crema supone estimular la renovación de la piel y ayuda a aliviar la sensación de tirantez, ya que aporta a la piel elasticidad y suavidad. Si la crema se va a aplicar por el día, después de la ducha, es más recomendable una crema con una textura ligera y no grasa, de rápida absorción.

Tan importante como la higiene y los cuidados diarios es elegir el calzado adecuado al tipo de pie y que reúna las condiciones de confort y seguridad. El material debe ser natural y hay que evitar en lo posible los materiales sintéticos, plásticos o charol. 

Siempre hay que probarse los zapatos en ambos pies, ya que, a veces, pueden aparecer los problemas solo en uno de los pies y debemos estar seguros de que se adaptan a la perfección. Al probarlos, hay que ponerse de pie para comprobar que hay espacio suficiente entre los dedos y la punta del zapato. Es bueno caminar con ambos zapatos para asegurarse de que sientan bien: los talones no deben resbalar hacia arriba y hacia abajo al andar, y el metatarso del pie debe calzar cómodamente en la parte más ancha del zapato.

“Hay que escoger los zapatos que se adapten mejor a nuestro pie desde el primer momento, no pensar que ya cederán, porque solo vamos a conseguir lesionar los dedos y que aparezcan ampollas o roces. Es necesario evitar zapatos con excesivo tacón y punta estrecha puesto que esa combinación es muy negativa para la salud de nuestros pies y con consecuencias en el resto del cuerpo”, concluyen desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos.